jueves, 16 de julio de 2020

A.M.O.: Gente guapa a lomos de un Mustang...




     Dicen que un mustanguero es, sobre todo, un soñador. No me extraña que la noche anterior al pasado día 12, varios de ellos fueron vistos con una sonrisa de oreja a oreja, afanados al máximo en la limpieza de sus vehículos. La lanza de agua caliente o el típico caldero con jabón; esponja y trapo en mano; sprays y abrillantadores varios... Todos los detalles de tan bellas monturas debían quedar listos para el evento, pues la hora estaba próxima y había que llevar las máquinas bien vistosas. 






     Algunos comenzaron temprano, otros acabaron tarde, y todos sin excepción nos fuimos a la cama con el gusanillo que generan este tipo de eventos; y es que, desde que empezó el confinamiento en primavera por el jodido Covid, apenas habíamos tenido la ocasión de volver a vernos.



     En esta ocasión José María, dando siempre el máximo para que la cosa funcione, nos convocó con la idea de repartir unos polos decorados con el logo e imagen del grupo (Andalucía Mustang Owners), pero realmente las ganas de vernos estaban ahí desde que todo esto se puso en marcha a principios de año. Y es que, lo que comenzó como un grupo de whatsapp con unos  cuantos propietarios del mítico Ford Mustang, acabó desembocando en una primera concentración el 8 de marzo en Antequera, en la que participamos casi un centenar de vehículos.


José María, el “culpable” que pasemos tan buenos ratos.

     Desde entonces, varias quedadas a nivel de pequeños grupos se habían ido generando en estas últimas semanas a modo de aperitivo, pero ya apetecía una convocatoria de todo el “equipo”. Málaga nos esperaba con su clima irresistible, y todo el escenario preparado por el Cielo en ese magnífico día sirvió de alfombra para nuestros engalanados ponys: el fresquito de la mañana, los preciosos paisajes y el entusiasmo de tanta buena gente.






























      La jornada del 12 de julio transcurrió perfecta, con una preciosa ruta que nos llevó al impresionante escenario de El Torcal. Juanje se dio una buena mano de currar para sacar fotos de todos los participantes desde mil y un ángulos; y luego, unos y otros  fueron mandando sus instantáneas particulares a ese grupo de whatsapp que se va llenando de  información, anécdotas,  sugerencias y propuestas. Así, fuimos entreteniendo a distancia a los que lamentablemente no pudieron venir y que tanto echamos de menos...
















     Mi mujer y yo no pudimos quedarnos a la comida y el rato de relax que le siguió, pero desde luego aproveché la jornada todo lo que pude haciendo lo que más me gusta: viajar con mi chica en el Mustang, fotografíar la belleza de estos autos y, sobre todo, captar con la cámara la alegría de sus dueños.


Asun, mi darling...


El amigo Seras, disfrutando con su pony convertible.


Octavio cayó enamorado de este modelo de Mustang en una estancia en Estados Unidos, y hoy lo conduce feliz junto a Sabrina.


Olivia, presumiendo de la belleza de este clásico del 64.


Pablo, luciendo orgulloso su precioso Mustang.

     De ilusión se vive, y el propietario de un Mustang sabe más que nadie vivir ilusionado. Nuestros sentidos están afinados, prestos a vislumbrar nuevos horizontes, a escuchar atentos el susurro de tan poderosos motores, y a seguir disfrutando del olor a gasolina... al menos mientras nos dejen... Y así, ofreciendo pistas de cómo darle la vuelta a la tortilla, todos los amigos del A.M.O. enfrentamos nuestros propios asuntos y problemillas haciendo rugir nuestros generosos caballos, o por qué no, al abrigo que genera esta familia de amigos del Mustang.


John, entusiasmando con su Shelby GT 500, en la primera concertación el 8 de marzo en Antequera.

     
     Desde aquí quiero aprovechar para agradecer la buena acogida que me brindaron en A.M.O. al entrar en el grupo, y  el buen ambiente que se respira entre todos, aportando cada uno lo mejor de sí. 


     Dar  testimonio de lo que significa vivir una pasión, es algo muy necesario hoy en día. Alegrémonos de los que somos, conscientes de que llevamos en la sangre una leyenda americana que se ha ido forjando a base de octanos y millas. Y no dejemos de celebrar la vida haciendo lo que mejor sabemos: cabalgar a lomos de un Ford Mustang.


Cristian, Javi, Asun, Daris, Rafael, Nico, Ángela, Pedro, Elisa, y un servidor, en una de las quedadas espontáneas celebradas hace poco.

(c) fotos Manolo.dj