lunes, 3 de agosto de 2020

Cuentos de verano con Tom Waits...




     Me llamó mi amigo Tom Waits, americano de pura cepa aunque de ascendencia irlandesa y noruega. Llevaba ya tiempo sin hablar con él, pero esta vez sus colegas de curro estaban de vacaciones y el muy mendrugo se había metido en un buen lío. 
     Al parecer la noche anterior trasnochó más de la cuenta. Las cosas con Katheleen (su “muñeca” como él decía), seguían de aquella manera, y acabó ahogando sus penas en el Pasadena Café hasta el canto del gallo. Y es que un buen trago de Bourbon lo cura casi todo...


     Lo del trabajo, está claro, no era más que un capricho por su parte, de hecho el sueldo no era gran cosa a pesar de que su presencia había otorgado a la empresa cierta popularidad. Pero para él, hacerse cargo del reparto postal en el distrito de Chula Vista era toda una gozada. Salir del ambiente de su granja-estudio zumbándole fuerte a su vieja furgoneta para repartir el correo del día,  era toda una terapia: una especie de pase de dispositivas recorriendo con la memoria las carreteras vacías y lejanas de San Diego, como antaño en sus comienzos como músico.



     La compañía Praxis P. Service, contrata del Departamento Postal Estatal, vio con buenos ojos asignar a Tom unos cuantos barrios periféricos, e incluso le dieron cómoda licencia en el tema de horarios y distribución de jornada; pero eso sí, con el límite máximo que imponía la legislación vigente y que penalizaba fuertemente los retrasos en la entrega. Y claro, esta vez se le hizo tan tarde la llegada al reparto de sacas, que mucho tendría que correr para cumplir los mínimos objetivos.


(c) foto Manolo.dj

     Y ahora es cuando me toca intervenir a mí. El cabroncete sabe que me tiene en el bolsillo y que no iba a decirle que no, así que, al ver que no contestaba a su mensaje, me llamó sin piedad a eso de las 7 de la mañana. "Joder Tom, me pillas de vacaciones tío...”, pero un   grave “I know man, I know...” le bastó como excusa.
      “Bueno...”, pensé yo. “Si me doy prisa estaré de vuelta para las diez y media, justo cuando mi family se ponga en marcha, y... ¡qué leches! así le doy un buen abrazo al amigo Tom.” Así que me levanté casi de puntillas y después de un sigiloso aseado me preparé un rápido pero enérgico desayuno.

      El día despuntaba radiante, y el calor no iba a dar tregua, pero esas primeras horas aún daban margen para bajar la capota y disfrutar del sol veraniego; a fin de cuentas, ese es uno de los tesoros de esta querida tierra. Y así, con el gozoso zumbido del motor V8, arranqué mi blanco pony y enfilé cochera arriba en dirección a Kentucky Avenue, donde Tom me esperaba para entregarme mi parte de la carga. Y así, entre bromas y abrazos, reproches y collejas, me dispuse a echarle una mano al colega en aquella preciosa maratón mañanera. 


(c) foto Manolo.dj

     La jornada transcurrió gozosa a pesar del continuo mirar al navegador para encontrar las mil enrevesadas calles, y ya apenas quedaba media horita para volver a casa recorriendo desfiladero arriba... ¡inmensas esas vistas a las playas bañadas por el Pacífico! Y fue entonces cuando reparé, bajo el intenso azul de aquel cielo, que sin querer había hecho del Mustang el más bonito vehículo de correos que jamás haya visto la Baja California.

(c) foto Manolo.dj

     Y digo yo, ¿y para qué demonios quiero un Mustang si no es para cabalgarlo en días como este?... Oh Yeah!!!

(c) foto Manolo.dj



jueves, 16 de julio de 2020

A.M.O.: Gente guapa a lomos de un Mustang...




     Dicen que un mustanguero es, sobre todo, un soñador. No me extraña que la noche anterior al pasado día 12, varios de ellos fueron vistos con una sonrisa de oreja a oreja, afanados al máximo en la limpieza de sus vehículos. La lanza de agua caliente o el típico caldero con jabón; esponja y trapo en mano; sprays y abrillantadores varios... Todos los detalles de tan bellas monturas debían quedar listos para el evento, pues la hora estaba próxima y había que llevar las máquinas bien vistosas. 






     Algunos comenzaron temprano, otros acabaron tarde, y todos sin excepción nos fuimos a la cama con el gusanillo que generan este tipo de eventos; y es que, desde que empezó el confinamiento en primavera por el jodido Covid, apenas habíamos tenido la ocasión de volver a vernos.



     En esta ocasión José María, dando siempre el máximo para que la cosa funcione, nos convocó con la idea de repartir unos polos decorados con el logo e imagen del grupo (Andalucía Mustang Owners), pero realmente las ganas de vernos estaban ahí desde que todo esto se puso en marcha a principios de año. Y es que, lo que comenzó como un grupo de whatsapp con unos  cuantos propietarios del mítico Ford Mustang, acabó desembocando en una primera concentración el 8 de marzo en Antequera, en la que participamos casi un centenar de vehículos.


José María, el “culpable” que pasemos tan buenos ratos.

     Desde entonces, varias quedadas a nivel de pequeños grupos se habían ido generando en estas últimas semanas a modo de aperitivo, pero ya apetecía una convocatoria de todo el “equipo”. Málaga nos esperaba con su clima irresistible, y todo el escenario preparado por el Cielo en ese magnífico día sirvió de alfombra para nuestros engalanados ponys: el fresquito de la mañana, los preciosos paisajes y el entusiasmo de tanta buena gente.






























      La jornada del 12 de julio transcurrió perfecta, con una preciosa ruta que nos llevó al impresionante escenario de El Torcal. Juanje se dio una buena mano de currar para sacar fotos de todos los participantes desde mil y un ángulos; y luego, unos y otros  fueron mandando sus instantáneas particulares a ese grupo de whatsapp que se va llenando de  información, anécdotas,  sugerencias y propuestas. Así, fuimos entreteniendo a distancia a los que lamentablemente no pudieron venir y que tanto echamos de menos...
















     Mi mujer y yo no pudimos quedarnos a la comida y el rato de relax que le siguió, pero desde luego aproveché la jornada todo lo que pude haciendo lo que más me gusta: viajar con mi chica en el Mustang, fotografíar la belleza de estos autos y, sobre todo, captar con la cámara la alegría de sus dueños.


Asun, mi darling...


El amigo Seras, disfrutando con su pony convertible.


Octavio cayó enamorado de este modelo de Mustang en una estancia en Estados Unidos, y hoy lo conduce feliz junto a Sabrina.


Olivia, presumiendo de la belleza de este clásico del 64.


Pablo, luciendo orgulloso su precioso Mustang.

     De ilusión se vive, y el propietario de un Mustang sabe más que nadie vivir ilusionado. Nuestros sentidos están afinados, prestos a vislumbrar nuevos horizontes, a escuchar atentos el susurro de tan poderosos motores, y a seguir disfrutando del olor a gasolina... al menos mientras nos dejen... Y así, ofreciendo pistas de cómo darle la vuelta a la tortilla, todos los amigos del A.M.O. enfrentamos nuestros propios asuntos y problemillas haciendo rugir nuestros generosos caballos, o por qué no, al abrigo que genera esta familia de amigos del Mustang.


John, entusiasmando con su Shelby GT 500, en la primera concertación el 8 de marzo en Antequera.

     
     Desde aquí quiero aprovechar para agradecer la buena acogida que me brindaron en A.M.O. al entrar en el grupo, y  el buen ambiente que se respira entre todos, aportando cada uno lo mejor de sí. 


     Dar  testimonio de lo que significa vivir una pasión, es algo muy necesario hoy en día. Alegrémonos de los que somos, conscientes de que llevamos en la sangre una leyenda americana que se ha ido forjando a base de octanos y millas. Y no dejemos de celebrar la vida haciendo lo que mejor sabemos: cabalgar a lomos de un Ford Mustang.


Cristian, Javi, Asun, Daris, Rafael, Nico, Ángela, Pedro, Elisa, y un servidor, en una de las quedadas espontáneas celebradas hace poco.

(c) fotos Manolo.dj




     

lunes, 17 de septiembre de 2018

VIAJE 1: Santiago de Compostela-Salobreña

Itinerario: Santiago-Oporto-Fátima-Lisboa-Cabo de San Vicente-Lagos-Salobreña
Recorrido total: 1.700 km 
Fechas: 24 al 26 de julio de 2017.

    Mucho se ha demorado la publicación de este primer viaje, más de un año, debido sobretodo a la apremiante falta de tiempo en estos meses llenos de ocupaciones varias. Pero todo llega, y prometo más celeridad para las siguientes publicaciones.
     Nuestro primer viaje arranca en Santiago de Compostela, en Gonzacar s.l., concesionario de Ford para la provincia donde compramos el vehículo. La opción de ir a por él tan lejos se debió, sobre todo, a que era la única unidad en stock de España que reunía todas las características requeridas en cuanto a color, motor y equipamiento, y a la vez, el precio negociado fue realmente bueno. Una vez llegados allí, tras la entrega, nuestro objetivo era estrenar el Mustang recorriendo Portugal de norte a sur, visitando aquellos lugares en los que teníamos especial interés. Disponíamos de pocos días, por lo que la planificación y organización del tiempo fue fundamental en este viaje, pero todo era sencillo por la ilusión del momento. Además, llevábamos mucho tiempo sin poder hacer un viaje los dos solos, siempre con la dificultad tener algún niño pequeño (Marta en esta ocasión tenía 3 años), lo que hacía aún más especial la “escapada”.  Cualquier cosa que planificábamos hacía más especial la espera, y por fin el día llegó...
     


DÍA 23. LLEGADA A SANTIAGO DE COMPOSTELA



      Mi hermana Rocío nos acompañó al aeropuerto de Málaga en la tarde del día 23, siempre dispuesta a echar una mano en lo que sea. Con la ilusión de quien hace mucho que no sube a un avión llegamos a Santiago al caer la noche. Allí nos recibió la vieja ciudad envuelta en una habitual bruma que frecuentemente dejaba caer unas gotas. 10 grados menos que las temperaturas a las que estábamos acostumbrados en el sur supusieron una agradable sorpresa que, además, encajaba muy bien con la expectativa que teníamos sobre la lejana Galicia.


     El taxi nos dejó en el pequeño hotel Pazos Alba, cerca del casco viejo, muy económico y acogedor, y con muy bonitas vistas a la Catedral de Santiago. Salir de allí a pasear por el centro fue cuestión de minutos. Nos esperaba una ciudad encantadora repleta de sitios pintorescos; calles estrechas, fachadas de piedra, tabernas y baretos donde probar un buen pulpo a la gallega... todo en un ambiente festivo al estar en vísperas del día grande, el día del apóstol.









DÍA 24. NOCHE DE RELAX,  VISITA A LA CATEDRAL DE SANTIAGO Y....   ¡AL CONCESIONARIO!

     La noche transcurrió veloz (y más prisa teníamos nosotros), entre otras cosas, porque hicimos que fuese corta. El ambiente nocturno invitaba a buscar un buen garito en el que poder tomar una copa tranquilos, y así lo hicimos. 




    Pasada la noche, al levantarnos lo primero fue acercarnos de nuevo al casco viejo para tomar un desayuno. De nuevo bonitos rincones en las viejas calles y, como colofón, la impresionante Catedral que, por desgracia, no lucía esplendorosa por las obras de rehabilitación de su fachada. 




      Bonitas fotos, alguna compra de souvenir para la familia, y de vuelta al hotel para tomar el último taxi, el que nos llevaría a las instalaciones de Gonzacar s.l.
      Una vez allí lo primero fue ir directos al Mustang, el único que había en el concesionario y al que ya desde lejos le veíamos asomar el morro.... indescriptibles minutos...




     La atención recibida en Ford por don Claudio fue exquisita, el cual con cuidadoso detalle nos fue explicando lo básico del coche. No olvidaré, por cierto, la advertencia que me hizo sobre la conducción del Mustang en circunstancias de lluvia.... demasiados caballos para una tracción trasera, jejeje.....




     Tras el papeleo protocolario ya sólo quedaba una cosa: subir a bordo y arrancar el imponente motor V8. Alguna vez ya habíamos escuchado este sonido en la calle o en la visita al concesionario, pero ahora era distintio: arrancábamos nuestro Pony con una sonrisilla de tontos... indescriptible...
 Tras el conveniente repostaje, planificamos la ruta y nos pusimos en marcha.




TRAMO SANTIAGO-OPORTO-FÁTIMA

     Comenzar a degustar kilómetros a bordo del recién estrenado Mustang fue toda una experiencia, intentando conocer las prestaciones de un coche al que sólo nos atrevíamos a pisar el acelerador con extremada cautela. La autovía nos comenzó a preparar un escenario idóneo en el que poder ir tranquilos pero al mismo tiempo desarrollando una adecuada velocidad de crucero, mientras que el paisaje comenzaba a mostrar zonas de indudable belleza.





     Tras el almuerzo llegamos a Oporto, apenas con tiempo para buscar alguna bonita zona donde hacer alguna foto y tomar un café, una breve parada en una ciudad que, sin duda, merece una estancia bastante más prolongada. Tras el intervalo mencionado, subimos de nuevo al Pony; sinceramente, se nos hacen cortas las horas al volante... menuda maravilla...


     Ya por la tarde llegamos a Fátima enclave muy desarrollado urbanisticamente y que sorprende a quien nunca lo haya visitado y espere un paisaje pintoresco con pueblecitos de pastores repartidos por la comarca: podemos encontrarlos muy cerca, pero concretamente la zona del santuario dispone de imponentes construcciones al servicio del peregrino. 


     Una vez localizada nuestra zona de pernoctación nos alojamos en el hotel Santa Noite, perfecto en cuanto a confort y servicio, y lo mejor, con un buen parking subterráneo y a tan solo un par de minutos andando del Santuario. Tras dejar el equipaje en la habitación nos dispusimos a dar un paseo por la zona y, antes de la cena, pudimos participar de la famosa procesión de las velas.


DÍA 25. ESTANCIA EN FÁTIMA

      La mañana nos mantuvo bien ocupados, en primer lugar, con el recorrido de la zona del Santuario donde había mucho que ver. Pudimos realizar la “ruta del peregrino”, una especie de guía de oraciones a lo largo del santuario que incluía los sacramentos de la confesión y la eucaristía para poder ganar una indulgencia plenaria. 




    Sin duda fue un día emotivo que incluyó la visita al pueblo de los pastorcillos. Allí pudimos hacernos una buena idea de la pobreza y austeridad de aquel poblado en las fechas de las apariciones, no solo por lo bien conservados que están las casas y mobiliario originales de los protagonistas, sino por la humildad que se percibe hoy en día en los propios habitantes de la zona.






     Tras un buen almuerzo nos dispusimos por fin a hacer unos cuantos kilómetros rumbo a la cercana Lisboa.


LLEGADA A LISBOA
     Al llegar a Lisboa a media tarde, una vez hospedados, nos dispusimos a pasear por el casco histórico saboreando las pocas horas que teníamos por delante. Las preciosas calles empinadas con el transitado tranvía, la precisa Praça de Comercio y la moderna zona de Praça Europa nos sirvieron de itinerario para hacer unas bonitas fotos y terminar bien el día con una rica cena. 




    Fugaz estancia en tan bella capital pues al día siguiente nos esperaba nuestro Mustang para regresar a casa.


DÍA 26. DÍA DE REFRESO

     TRAMO LISBOA-SAGRES
     La salida nostálgica de Lisboa por el poco tiempo saboreando esta ciudad dio paso a la emoción de hacer más kilómetros en dirección a la hermosa zona del Algarve.






Tras los respectivos kilómetros de autovía entramos en las carreteras nacionales y disfrutando del paisaje llegamos al impresionante Cabo de Sagres.








    Comer por allí y avanzar hacia Lagos fue otro deleite donde pudimos disfrutar del Mustang descapotado, y la cámara tuvo que emplearse a fondo para retratar tanta belleza. No olvidamos por cierto que en una de las rutas de playa nos cruzamos con otro precioso Mustang Gt rojo que se puso muy contento al vernos...




     TRAMO FINAL LAGOS-SALOBREÑA


     Ya solo nos restaba el tramo final del viaje donde pronto llegamos a carreteras más conocidas, para acabar llegando a la estancia de veraneo en Salobreña, donde nuestro Mustang estrenó funda protectora y pudo descansar unas cuantas horas hasta el día siguiente...